Los momentos del bosque

Este blog está dedicado a LOS MOMENTOS DEL BOSQUE: A los días de sol, de niebla o de frío. A los días de otoño cuando el bosque radiante se viste de gala, y a los caminos perdidos que se dirigen a rincones escondidos donde el bosque guarda sus secretos.

Una alfombra de hojas

Con la llegada del otoño, las hojas, en un proceso lento y continuo, cambian de color y se desprenden de las ramas hasta dejar los árboles desnudos. El suelo de los bosques caducos (robles, castaños, etc) se cubre de hojas, formando una auténtica alfombra de hojarasca, de ramitas y cortezas, que con la humedad del invierno y la acción de los microorganismos, se descompone lentamente.
La naturaleza es sabia, y nunca actúa de forma inútil. Durante el otoño el bosque se irá adormeciendo poco a poco, y cuando llegue el invierno la vida del bosque se encontrará aletargada. Mientras tanto, la descomposición irá transformando la materia orgánica en humus, el abono vegetal que luego absorberá el subsuelo, favorecido por la filtración de las lluvias, y que aportarán más tarde los nutrientes necesarios para la regeneración del bosque y el resurgir de la vida en primavera.

En el bosque también las raices toman vida


La sabia naturaleza de los arboles, hace que sus raíces se expandan a fin de buscar el alimento necesario, así como las ramas buscaran un rayo de luz que alimente sus hojas, así las raíces buscarán agua y minerales.

El bosque en invierno

El invierno llega al bosque, los días son mas ocuros, los tonos de los colores son apagados, el ruido que hace las ramas agitadas por el viento es cada vez más profundo y sin embargo, es realmente bello.

Un bosque espectacular

Igual que a veces, durante el crepúsculo, el cielo presenta colores irreales que parecen haber salido del dibujo de un niño, lo mismo ocurre con los tonos de este bosque, donde al pequeño pintor no se le ocurrió que los árboles podían ser verdes. Apenas puede creerse esta combinación de colores. Pero la naturaleza no tiene reglas, o más bien, tiene reglas que no comprendemos.

Rayos de luz entre las ramas del bosque


Los rayos de luz cruzan entre las ramas del bosque, creando reflejos intensos en las hojas que iluminan. Son los últimos rayos del día, los rayos del atardecer.

Un arroyo en el bosque

El agua apenas se mueve, como si no tuviera prisa en emprender el camino hacia el mar o no quisiera alejarse de este lugar donde vivió su infancia. Y cuando pasa saltando entre las rocas, apenas se oye, como si tampoco quisiera despedirse de este bosque al que no volverá nunca. O se oye, en todo caso, un leve murmullo, como recuerdo la dulzura con que sonaban las fuentes del Generalife, al darme su adiós, cuando me fui de la Alhambra.

El bosque antiguo

En un rincón sombrío del bosque el musgo cubre las piedras del antiguo cauce de un arroyo. Las rocas redondeadas hablan del largo tiempo que estuvieron expuestas a la erosión de las aguas, donde el fluir continuo de la corriente, y el paso de los años, las fueron desgastando. Pero hace tiempo que el río eligió otro curso, y el viejo arroyo es sólo un recuerdo que las raices, el musgo y las piedras intentan borrar.

La nieve llega al bosque

Es inevitable que después del otoño, cuando el bosque muestra toda su belleza, llegue sin darnos cuenta el invierno, y aparezcan un día los árboles, las rocas y los caminos, cubiertos por las primeras nieves del año. Atrás quedan los días en que todo el bosque bullía en una actividad frenética, de luz y color, y ahora se prepara para entrar en otro de los momentos que vive el bosque: el tiempo gris y solitario del invierno.

Un sendero en otoño


Un camino sinuoso y solitario cruza por la parte más umbría y frondosa del bosque, y a cada paso uno recuerda otros senderos de otros bosques por los que pasó un día, y que desde entonces nadie ha vuelto a transitar.

El color del bosque en otoño

Un camino cubierto de hojas secas, atraviesa un bosque lleno de colorido durante la estación del otoño. La atmósfera huele a humedad y a tierra mojada.

Atardecer en el bosque

Poco antes de que el Sol se oculte, aparecen al fondo del bosque, tendidos casi a ras de suelo, los últimos rayos del día, que proyectan interminables sombras de las ramas y los troncos. La atmósfera se tiñe de rojo, pero apenas dura unos minutos. El bosque se está apagando, y la humedad y el relente empiezan a sentirse.

La niebla del bosque


Cuando la niebla se adentra en el bosque le da otra dimensión. Todos los caminos parecen el mismo, los árboles se repiten. El bosque parece un laberinto del que no se puede salir. Los sonidos se oyen distintos y el tiempo parece lejano.
Es como si aquí terminara o empezara todo, como si no hubiera nada más allá de esa sutil cortina que desdibuja las formas del bosque. Por eso, nuevamente, me vienen a la memoria aquellas viejas historias que ocurren cuando llega la niebla (en este blog), y que el ulular del viento susurra al oido cuando se mueve entre las ramas.

En el interior del bosque

El bosque tiene sus rincones donde nunca va nadie. Ni en invierno, ni en verano, ni de día, ni de noche.